junio 12, 2011

La Magia de una Imagen

Era una tarde de invierno y me encontraba como ahora  frente a esta pantalla, pensativa y curiosa, como siempre.
Una de esas curiosidades me llevo hasta un lugar nuevo donde le encontré. Allí estaban, mirándome.



Un par de ojos azules, atravesando la pantalla con inquietud y reproche ante mi atenta mirada. No podía dejar de mirarlos. Aquella expresión dura, firme y quizás sabia de lo que en mi mente volaba en esos momentos, me tenía completamente cautivada.
Seguí indagando en aquella imagen, bajando el cursor para comprobar con qué facciones hacían juego aquellos inquietantes zafiros.
Seguí sin habla, sin dejar escapar ni un sonido, solamente manteniendo la boca abierta ante la sorpresa. Aquellas facciones casaban a la perfección, ligeramente más suaves que los ojos que las predecían, pero duras igualmente, perfiladas con una barba incipiente de varios días.
El gesto serio, penetrante y firme del portador de los ojos, no hacía si no más que preguntarme “qué esperabas encontrar aquí, además de a mí?” “porque, es lo que has venido a buscar, a mí, no es cierto?”.



Un ligero rubor subió por mis mejillas ante semejantes preguntas, que desencadenaban en miles y miles de cuestiones en mi cabeza.
Dejé de mirar esos ojos durante unos segundos y salí de aquí preguntándome a mí misma, que diablos estaba pasando, pero solamente era el principio.

Con el paso del tiempo, revisé un par de veces esas imágenes en busca de respuestas, al igual que muchas otras que solo dieron lugar a infinidad de preguntas estúpidas, sin respuesta o con respuestas más estúpidas si cabe.
Dejé de prestar atención al sujeto de estudio (como podríamos llamarle) y con el tiempo me centré en otras cosas.

Pero como acostumbra a pasar en estos casos, de nuevo llamó a mi puerta aquel desconocido. No eran más que un par de vacuos comentarios que cualquiera puede hacer, pero como siempre intentamos evocar en nuestra mente a quien nos está hablando, comentando algo o simplemente escribiendo, por el motivo que sea y sea quien sea, decidimos ponerle rostro. Así que, ahí estaban de nuevo, solamente ellos. Los ojos más bonitos que había visto en mucho tiempo, los cuales volvían a mirarme y a decirme “vamos, sabes que no puedes evitarlo, no es malo…por mucho que creas que sí”.
Procuraba evitarlos, esos ojos que tanto me reprochaban, como si estuviese engañando a alguien cuando no era así.
Durante un tiempo, unos meses quizás, los ojos desaparecieron y estaba tranquila. Estuve tranquila el tiempo necesario para darme cuenta que a esos ojos le seguían dos cosas  muy importantes y ni una sola era física propiamente dicha: una voz y una forma de ser o quizás una forma de expresión.
La voz, levemente cautivadora (no tanto como sus ojos, desde luego) me hacía pensar. Pero no pensaba sobre el bien, el mal, el hambre en el mundo o cuan preciosos serían unos polluelos comunes con el dueño de aquellos atributos tan llamativos para mí. Pensaba únicamente, qué se escondía detrás de alguien que ni tan siquiera muestra un ápice de lo que es. Pero nada podía ni puede darme la respuesta.
Ni tan siquiera el portador de esos ojos, esa voz y esa inquietante forma de ser. 




Debería ser algo que yo misma tendría que descubrir, pero que jamás llegaría a hacer.
Más bien, nunca debería hacer porque nadie me garantiza una respuesta de acorde a mis pensamientos y una gran decepción haría perder la magia que todo esto tiene. La magia que quizás escondan esos ojos. La magia que quizás esconda esa voz. La magia que quizás esconda esa personalidad, con todo su ser.



La magia que siempre guarda lo desconocido y que una vez descubierto, es capaz de echar abajo las más fervientes ilusiones. Porque, si alguna vez olvidamos esto, solo tenemos que pararnos a pensar en cuando éramos niños y todo lo que nos rodeaba estaba lleno de esa magia que solamente se rompe con el saber y el discurrir de los años.

S.


junio 05, 2011

No Sin Mi Pepino!

Como estamos últimamente por dios…tras la resaca tremenda de elecciones y manifestaciones que hemos tenido, ahora van y nos joden con toneladas de pepinos (esperemos que no literalmente, ouch).


La verdad es que esta historia ya está un poco pasada, la historia de las plagas que decían en la antigüedad. Hasta donde mi memoria llega, hemos tenido: Ántrax, gripe aviar, gripe porcina, no seque espongiforme a.k.a enfermedad de las vacas locas, el tema este que se contagia por el aire acondicionado…
Vamos, que estamos hechos una pena…o quizás todo lo contrario! Quizás estamos tan sumamente sanos, que nos instan a enfermar para rellenar las arcas.

Podemos verlo de dos maneras, siempre  apelando a la psicología de grupos o global.
La primera es: decimos que tenemos pepinos infectados y que ha muerto gente por 
comerlos.


¿Qué sucede? El pánico se apodera de los consumidores de pepinos, que los rechazan por un vago rumor y los dejan tristes y deprimidos durante dos días, que es lo que tardan en hacer unas pruebas que certifican que la culpa no es de ello. Nuestros Spanish Pepinos se alegran de nuevo, pero ven todo su gozo en el pozo que los echan, ya que la histeria colectiva sigue haciendo de las suyas y la gente deja los pepinos de lado nuevamente. Como somos gente solidaria, decidimos que si los pepinos estaban “enfermos” porqué no lo iban a estar las lechugas y demás productos de la huerta procedentes de España. A pesar de haber sido indultados dos pepinos españoles y uno holandés (como dijo un periodista), la cosa sigue parada, nuestras hortalizas deprimidas y en África siguen muertos de hambre (por no decir de asco). A qué viene lo de África aquí? Bueno, si no está nada contaminado y nadie se lo quiere comer, por que tirarlo? Haces una buena obra por culpa de un capricho y das de comer a quien no tiene. Pero jamás, va en contra de las leyes morales del ser humano actual, es una pena…que existan estas leyes…quizás tengan miedo de ser devorados por un pepino gigante con cabeza de lechuga y pies de tomate…los miedos son cosas muy feas, si no, preguntadle al presi.

Por otro lado, tenemos la teoría conspiranoica de siempre. Necesitamos crear miedo, pánico y confusión. La gente confusa, histérica y con el miedo asomando por los hombros es casi capaz de cualquier cosa. Ergo, puede ser una mentira para tapar a otra (quien sabe si una vaca comió un hierbajo en mal estado y dicha vaca iba en un menú con ensalada de pepino!).

También podemos  ser un poquito más simples y utilizar la técnica de distracción:
El mundo se mueve por una causa que cree justa, en este caso la petición de democracia a nivel global con protestas, pancartas y todo el circo a las espaldas. 



No podemos permitir que eso suceda, están yendo demasiado lejos…entonces alguien dice “y si los limpiamos” y otro responde “si vamos en su contra les damos la razón”. Mientras se produce una tormenta de ideas en esa extraña reunión llena de humo artificial beneficioso para la salud, en una habitación de iluminación tenue, llena de sombras y plantas de la felicidad elaboradas con dinero, aquel despistado que juguetea con su bebida dice: “y si…” se hace el silencio hasta que prosigue: “decimos haber hallado un pepino infectado con una bacteria conocida de difícil cura o con mutaciones extrañas”. Se hace el silencio de nuevo. “Y de donde es el pepino”. “Bueno, no se…a que país le importaría poco esa situación dada la suya actual?”. “El pepino será español, están demasiado ocupados haciendo leyes para prohibir los chistes”. “Tenemos un pepino español infectado de una mutación de una bacteria”. Se escuchan varios asentimientos entre los presentes. “Es una buena teoría, señor…pero…habrá muchas preguntas”. “Las respuestas saldrán solas”. Asienten todos de nuevo. Se mueven las sillas. Salen los presentes y cerramos la puerta.


Y ahora, queridos lectores, que versión es la más sencilla o creíble?
Las dos son muy similares, distintas formas de contarlo pero con un nexo común: generar miedo y egoísmo. En las dos hay pánico. En la primera, la historia es de los medios y del pueblo. En la segunda, la posible gesta de la misma.



Y aunque sea juntar churras con merinas, que me decís de la actualidad rosa?



Es justo que un torero que se halla en coma por un accidente de tráfico por exceso de velocidad, sea portada y noticia de mayor interés en un país que cualquier otra cosa?  Podría ser normal en la prensa rosa, pero SOLO en esa o titular si cabe el primer día en algún periódico, no a todas horas diciendo que “evoluciona”.
Y lo que es aun más grave, es normal que además de ser centro de atención dicha noticia, la familia de la víctima mortal del accidente pida una indemnización de escándalo al torero por daños, cuando este hombre todavía ni se sabe si sobrevivirá?
En qué mundo vivimos? Realmente, no quiero saberlo, pero es ligeramente indignante.
Puede que estemos luchando pepinos en mano en la puerta del Sol por una democracia, pero yo quizás que soy algo rarita me pregunto: no estará lo suficientemente jodida ya la familia de alguien público como para tener el hospital lleno de gente preguntando “como te ha sentado la noticia de X familiar tuyo en coma”?



Estamos de acuerdo, es un personaje público y los buitres rosas y amarillos se nutren de las desgracias de éstos, pero donde empieza y termina aquí la libertad de la gente?
Sinceramente, estaría yo muy cómoda con mi súper chalet, mis coches caros y mi ropa de firma, pero si mi “padre” por poner un ejemplo, sufre un percance grave y cada vez que le visito tengo que andar a bolsazos con cámaras, micrófonos y demás fauna informativa preguntando sandeces, frenen que me bajo, me voy a mi casa de muñecas con mi 600 y ropa de la feria antes que aguantar semejantes burradas (y aun encima, denunciada seguramente, por agresión)

Ningún periodista se indigne, pero realmente…de todos aquellos que mandan hacer el trabajo sucio, las preguntas absurdas…me gustaría saber cuántos tienen “titulo” para hacerlo. Cierto es que no creo que sea necesario en muchos casos, pues valen más las vocaciones que matrícula de honor, porque por muy bien que se te de estudiar, puedes ser una mierda de trabajador en lo que estás haciendo. Creo que hemos perdido el norte, chic@s, pues no somos respetados y no respetamos…y lo más grave, 
es que nos da igual y nos convertimos en títeres de nuestra propia función.



Después de una narración políticamente incorrecta, se despide:

S.