marzo 25, 2012

Fantasmas en la Niebla


Me prometí a mi misma que no volvería a cometer el mismo error.
Me prometí que no volvería a correr tras fantasmas del pasado que lo único que podrían hacer era lastimarme.
Me prometí eso hace 4 años y ahora, sin darme cuenta, he vuelto a romper esa promesa. Persiguiendo una y otra vez aquellos recuerdos, momentos y sonrisas que un día tuve.
Aquellas emociones que salían directas de su corazón, sin censura, sin ningún tipo de filtro, puras. Aquellas emociones que aceptaba sin pensar, sin dudar un segundo cual podría ser su desenlace. Aquellas emociones, que me tenían embrujada por unas palabras bien dichas en el momento exacto, en el lugar exacto. Hoy sigo con esos fantasmas a mi lado, persiguiendo algo que jamás volverá.
Una vez se trató de una intromisión, de otra de esas partes de mi curiosidad que llegan a quemarme las patitas como si de un gato caminando por un brasero se tratasen...

Esta vez, la curiosidad volvió a hacer de las suyas y me sumergí ataviada con una sonrisa agridulce y  una bombona de oxígeno, como unica medida de precaución. Allí te encontré. Te seguí, con tu permiso. Las horas, días, meses e incluso años, fueron pasando, cambiando el medio y levemente las intenciones.

De pronto, desapareciste, como solías hacer (según contabas en muchas de tus hazañas) y te metiste de lleno en mi cabeza una vez más, formulando miles de preguntas que no tienen cabida, pero siguen atrapadas en lo más profundo de mi dura cabecita.

Mi error fue no dejar espacio, quizás tu lo querías y yo no lo comprendía, como muchas cosas de esta vida que tu comprendes y yo no. Parecías mi enciclopedia personalizada, nada me importaba y todo resultaba agradable, incluso cosas que al mejor pintado hubiesen sacado de su cuadro.

Mi rayo de esperanza se apagó poco a poco, cuando sobrevino la desgracia y estuviste a mi lado el tiempo necesario, para ti. El momento en el que más podía necesitar esa cantidad de frases con o sin sentido, que salían de tu boca de forma incontenible y me hacían cada momento, menos agrio, más dulce. Pero como en toda tu vida, es cuestión del tiempo. Que no tienes.

Siendo así,  apelaré a lo mismo, intentando olvidar de una vez por todas que formaste parte de mi vida y procurando seguir adelante sin molestar.
Dejaré de buscarte, de sentirme presa por no escucharte, por no leerte, por no tener tu amistad que era lo unico que buscaba, a pesar de repetirme una y otra vez que no valias como amigo.


Quizás algun dia, nos crucemos en la calle, en medio de ninguna parte y nos saludemos como hicimos la primera vez, siendo unos completos desconocidos, que poco a poco, se fueron convirtiendo en amigos.

Quizás eso no suceda nunca, quizás jamás vuelva a saber que existes ni como te va la vida.



No sé si leeras esto en algun momento, pero con ello quiero decirte una última cosa:
Simplemente, hasta luego, V.
S